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¿Que es la Conflictologia?

Los conflictos, la ausencia de paz y de armonía son constantes en la vida de las personas y de las sociedades. Intereses económicos, crisis de todo tipo, agresiones, forman parte del paisaje humano. Con frecuencia los conflictos suelen gestionarse con mayores índices de violencia que no aportan soluciones a sus causas. Incluso la incertidumbre llega a ser causa de conflicto, de crisis personales y de conflictos políticos y armados.

Sin comprensión de los conflictos poco podremos hacer para que estos se reduzcan o se transformen en oportunidades de mejorar. La comprensión de los conflictos exige construir una Conflictología capacitada para entender el origen y las causas de los conflictos, su evolución y comportamiento. Para ello no podremos desdeñar ninguna aportación racional, científica o de cualquier otra índole del conocimiento humano ya sea intuitiva o emocional, des del pensamiento occidental y del oriental. Por ello, la Conflictología incluye aportaciones de la Sociología, Antropología, psicología (todas sus escuelas y tendencias), neurología (muy necesaria para comprender los fundamentos biológicos de las emociones humanas). También la matemática nos aporta conocimientos sobre la violencia, como también la física teórica y, más concretamente la Física Cuántica que nos ayuda a entender que existen implicaciones en el comportamiento de la vida -y por tanto también humanos- más allá de la lógica conocida. La Filosofía, también nos aporta mucho cuando nos ayuda a comprender que existen principios filosóficos (también místicos y religiosos) que predeterminan nuestros comportamientos y actitudes frente a nosotros mismos y socialmente, especialmente cuando se trata de sociedades culturalmente alejadas de la propia.

Cambio de paradigma y ámbitos de intervención

La Conflictología interviene siempre allá donde el conflicto se transforma en violencia, ya sea en crisis personales conflictos inter-personales (en el ámbito escolar, social, familiar, laboral…) como en conflictos políticos, criminalidad y guerra. Normalmente se actúa no tanto en los síntomas sino en los orígenes y causas de los conflictos, en su entorno. La utilización de Internet es muy útil, así como el uso de juegos, simulaciones, la acción social, de hecho, cualquier método puede sernos útil si exceptuamos la violencia, la manipulación o el engaño, que forman parte del conflicto.

Con frecuencia, cuando queremos aprender algo nuevo, innovador, se nos plantea la dificultad de integrarlo en nuestro pensamiento, actitud y comportamiento. Si los nuevos conocimientos no son compatibles con los anteriores, con los viejos, estos acabarían por invalidarse mutuamente: La tradición perdería sentido y la modernidad no llegaría a ser aceptada. Desaprender resultará una capacidad importante para poder superar el miedo a lo nuevo, deberemos aprender a vivir en la incertidumbre y llegar a aceptar que sabemos poco, a liberarnos de los traumas y recuerdos que nos impiden evolucionar.

Nuestras sociedades suelen contener actitudes y comportamientos violentos que se expresan de maneras diversas: Limitar la libertad, engañar, difundir rumores con la finalidad de perjudicar y, evidentemente, golpear, reprimir, perjudicar, son maneras de ejercer violencia. Normalmente, la manera de proceder frente a la violencia acostumbre a consistir en reacciones igualmente violentas con la finalidad de dominar, reducir o eliminar aquella persona o entidad que nos agrede. Sin embargo, frente a la violencia, lo importante no es acusar, juzgar y condenar a quien la práctica que, seguramente, somos todos en una u otra medida. Lo importante será procurar evitarla, encontrar otras maneras de relacionarse, de solucionar los problemas, hacer justicia y, previamente, tratar de entender -que no quiere decir estar de acuerdo- las razones de la violencia y del conflicto, única manera de poder actuar de manera eficaz en la desactivación de la violencia. Lo que realmente importa no es estar de acuerdo, sino aprender a convivir incluso en el desacuerdo.

Todos los conflictos se asemejan y existen en todas las culturas y países y se han producido a lo largo de toda la historia. En América Latina los conflictos no son muy diferentes de los que existen en otras regiones del mundo. Corrupción, violencia machista, conflictos políticos y sociales, criminalidad…

En los conflictos de pareja, la Mediación surge históricamente al margen de los procedimientos jurídicos, al margen de la actividad de los abogados y, justamente, para evitar su intervención que siempre resulta cara y lesiva psicológicamente. Los abogados, no nos engañemos, utilizan los métodos que conocen: Separación y divorcio, reparto del patrimonio común, regulación de las visitas o convivencia con los hijos, indagación sobre posibles delitos cometidos en una relación íntima más o menos convulsa… No atienden procesos de diálogo que permitan descubrir las causas y los motivos de las desavenencias y de las mutuas ofensas que hayan podido producirse, ni tratan de facilitar procesos de reconciliación y de reconstrucción de la relación, aunque las partes puedan decidir vivir separadamente. No, esta no es la labor de un abogado formado en la litis y la utilización de la jurisprudencia para poder determinar quién es el culpable y quien es la víctima.

La mediación surge, justamente, para evitar que los abogados, jueces y métodos judiciales constituyan la base de la resolución de las dificultades comunicativas entre parejas.

La inseguridad intelectual nos lleva a concebir la realidad, la verdad, en únicamente dos dimensiones. Nos cuesta mucho entender que puedan existir otras percepciones además de la propia perspectiva que tenemos de las cosas. El pensamiento dualista es, por sí mismo, una forma de pensamiento conflictivo, de enfrentamiento. Su existencia nos pasa desapercibida y nos acostumbramos a pensar de manera dual y conflictiva. La vida se ve en clave de bueno o malo, conveniente o inconveniente, este es el primer problema. El carácter dual de nuestro pensamiento no nos permite ver las cosas de otra manera, lo que seguramente nos sería muy útil para encontrar soluciones a los problemas planteados que el pensamiento dualista nos impide imaginar. En este sentido, el llamado “pensamiento lateral” nos capacita para superar el carácter dualista de nuestra manera de pensar. En ocasiones, el problema que plantea un conflicto determinado no radica más que en esta manera dual de pensar, que únicamente entiende dos posibilidades de solución (O ganas tú o gano yo), cuando la solución no se encuentra en estas dos únicas opciones sino en una tercera o una cuarta posibilidad.

Así pues, la Conflictología actúa en las causas de los conflictos más que en su sintomatología y propone métodos de cambio como sistema de resolución de los conflictos. La Conflictología no propone soluciones, no juzga los actos humanos ni tan solo los actos violentos; el objetivo no se centra en establecer un sistema ideal de paz, sino en procurar, en tratar de hacer posible, de facilitar, que la paz se instaure por sí misma, la generación de una cultura de paz por el camino de la racionalidad y de las emociones humanas, una cultura de paz que incluye la libertad, la justicia social, el empoderamiento de las personas.

La mente, los pensamientos, pueden generar las realidades que imaginemos. Los pensamientos provocan “certitudes”, angustias y convicciones que generan actitudes y comportamientos relacionados con lo que hemos imaginado. Des de argumentos pretendidamente racionales hasta inspiraciones filosóficas que, de hecho no son más que pensamientos. Este es una cuestión importante ya que tenemos la certeza que controlamos los pensamientos, que los pensamientos nos muestran la realidad tal como es… Cuando seguramente no es así. Y, sobre todo, la importancia de lo que pensamos en la construcción de una realidad que nos puede ser positiva o negativa, pacífica o tremendamente violenta.

La educación resulta fundamental para descubrir otra manera de resolver crisis y conflictos, para aprender cómo vivir en paz y a desarrollar la afectividad de manera efectiva tanto a nivel personal o socialmente, para descubrir los perjuicios de la vía violenta de gestionar nuestras emociones. Una educación pragmática en las que las teorías quedan en un segundo plano y lo que predomina es la acción que induce a comprender a través de la experiencia.

                        author

Eduard Vinyamata Camp

Doctor en Ciencias Sociales por la universidad francesa. Director de Programas de Conflictología en los Estudios (Facultad) de Derecho y Ciencias Políticas de la UOC. Director del CREC (Centro de Investigaciones y Estudios en Conflictología) durante más de cinco años de la UOC y Director del Journal of Conflictology, así… MORE >

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