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Trabajar por la construccion de la paz es poner en acto la doctrina social de la iglesia

Les agradecemos los editores de la revista El Acuerdo y Equipo I.M.C.A para compartir este articulo. Este articulo fue previamente publicado por El Acuerdo.

Resumen: Ante todo, es necesario saber qué estamos diciendo exactamente cuando hablamos de Paz.  Son diversos los significados que a lo largo del devenir histórico y desde las diferentes escuelas filosóficas se ha asignado al vocablo “Paz”. En un esfuerzo por rescatar las características comunes a todos ellos, advertimos que en general todos se refieren a una “cualidad” o “calidad” de las relaciones interpersonales que pone de manifiesto el fortalecimiento de los vínculos sociales y garantiza la continuidad de la comunidad. Este trabajo revisa varias doctrinas básicas de la iglesia a través del lente de la resolución de disputas y la paz.

LA PAZ

Ante todo, es necesario saber qué estamos diciendo exactamente cuando hablamos de Paz.

Son diversos los significados que a lo largo del devenir histórico y desde las diferentes escuelas filosóficas se ha asignado al vocablo “Paz”. En un esfuerzo por rescatar las características comunes a todos ellos, advertimos que en general todos se refieren a una “cualidad” o “calidad” de las relaciones interpersonales que pone de manifiesto el fortalecimiento de los vínculos sociales y garantiza la continuidad de la comunidad.

Es así que entendemos por “Paz” un determinado estado de convivencia mediante el cual los seres humanos comparten con sus semejantes la posibilidad de obtener la satisfacción de sus necesidades básicas, de desarrollar sus potencialidades y lograr realizarse como personas.

Esta preocupación por el hombre surge a partir del reconocimiento de la dignidad con que Dios lo ha revestido, al hacerlo a su imagen y semejanza. Es esa dignidad la que nos ilumina “para apreciar la grandeza sublime de la vida terrena y de los esfuerzos con que el hombre procura hacerla más plenamente humana. No por ser peregrino del cielo, el cristiano descuida la construcción de la patria terrena” (1).

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

A partir de ese atributo humano, que no desconoce la necesidad moral implícita de buscar aquello que lo trasciende, gracias a la sed de infinito que lo constituye; el hombre se encuentra obligado a distinguir aquellos principios fundamentales que, aplicados a la vida social, le permitan convivir en Paz.

 “De la contemplación del misterio de la encarnación y nacimiento de Jesucristo, surge espontáneamente el anuncio del Evangelio aplicado a la vida social considerada en todos los planos: familiar, cultural, económico, ecológico, político, internacional. Esto es lo que se llama Doctrina Social de la Iglesia” (2).

Los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia, con proyección directa sobre la realidad social, han sido definidos en el documento de la 90ª. Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina: “Sobre el fundamento insustituible de la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, que postula un humanismo integral y solidario, se erigen cinco principios permanentes, a modo de cinco columnas, que sostienen todo el edificio de la Doctrina Social de la Iglesia, a saber: el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la solidaridad” (3).

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia destaca, a su vez, los cuatro valores fundamentales de la vida social: “La Doctrina Social de la Iglesia, además de los principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, indica también valores fundamentales. La relación entre principios y valores es indudablemente de reciprocidad, en cuanto que los valores expresan el aprecio que se debe atribuir a aquellos determinados aspectos del bien moral que los principios se proponen conseguir. Todos los valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana, cuyo auténtico desarrollo favorecen. Son esencialmente: la verdad, la libertad, la justicia, el amor (4).

A partir de esta descripción, se impone que expliquemos la razón por la cual sostenemos que “Construir la Paz” es poner en acto la Doctrina Social de la Iglesia.

PROYECTO DE CONSTRUCCION DE LA PAZ

El Proyecto de “Construir la Paz” que lleva adelante Equipo I.M.C.A., tiene un objetivo preciso que no por redundante es menos claro.

Su objetivo general consiste en: “Trasladar a la comunidad los instrumentos de la Paz”.

Se trata, fundamentalmente, de una propuesta de trabajo que se apoya en dos columnas que, como tales, deben conservar la misma altura e idéntico equilibrio.

Tales columnas son: a) los contenidos básicos y b) la metodología de trabajo propiamente dicha.

Contenidos básicos

Los contenidos básicos han sido extraídos de la realidad social y han sido destacados por la clara vinculación que cada uno de ellos tiene con las carencias actuales de la humanidad; con el vacío de responsabilidad y protagonismo; con el acendrado egoísmo en nuestra civilización occidental; con la indiferencia por nuestros semejantes.

Estos contenidos se han dividido en ejes temáticos que podrían resumirse en estos aspectos:


1. Profundizar la comprensión del hombre como “ser persona”.


Este es un eje fundamental para lograr el objetivo, pues la exigencia de definirse a sí mismo incluye un compromiso, pues se nos reclamará coherencia entre lo que hemos definido y el comportamiento que actuamos.


Además, el descubrimiento de sí mismo implica el descubrimiento de que cada hombre es único e inefable y que posee una dignidad intrínseca cuyo respeto puede y debe exigir a los demás. Al propio tiempo, permite descubrir que participa con cada otro y con todos los otros, de atributos, derechos y obligaciones comunes, que le imponen el respeto  y el amor mutuo y al reconocer su dignidad se siente obligado a reconocer y respetar la de su prójimo.


La cuestión de indagar sobre el ser del hombre tiene además un contenido ideológico. Estamos convencidos que solo desde la perspectiva de considerar al hombre como un “yo solidario”, esto es, que el otro nos constituye, que los semejantes no son unos otros sino que son “nosotros”, estaremos proporcionando instrumentos para la Paz.


2. Rescatar valores esenciales.


Al analizar el proceso de descubrimiento de los valores, se profundiza en el bien, la justicia y la verdad.


La inclusión de esta cuestión entre los contenidos de la propuesta tiene fundamento en la necesidad que se palpa en nuestra sociedad de resolver la situación dialéctica que se produce entre el momento epistemológico y el momento vivencial de la captación del valor. El aporte consistirá en demostrar que ambos encuentran el sentido de su necesaria unidad en el ser persona.


3. Revalorizar la familia y su rol.


Consideramos a la familia como protagonista de un rol fundamental en el desarrollo de las relaciones humanas.


La crisis familiar actual no implica la desaparición de la familia como célula fundamental de la sociedad. Por el contrario, la pluralidad de formas de ser familia es un signo de vitalidad que debe ser asumido para promover en su ámbito valores como el amor, la libertad, la participación y la solidaridad.


4. Descubrir los derechos humanos en todas sus dimensiones.


Hablar de derechos humanos significa sustancialmente, referirse al hombre en cuanto tal y a su dignidad eminente. Significa también relacionar su concepto con una realidad  jurídica y sociológica, pero además, insistir en la meta de la preocupación y la actividad política, que es el bien común.


Ese es el motivo por el cual, este eje temático incluye el significado de la Paz en la interacción humana y el estudio de la dimensión ética de los derechos humanos; profundiza el análisis del conflicto en general, sin ignorar el fenómeno de la guerra; busca el desarrollo de la tolerancia y el respeto mutuo; aborda el tema de la manipulación de la conciencia social a través de los medios de comunicación; descubre los criterios éticos para una economía al servicio del hombre; indaga sobre la protección y conservación del medio ambiente; permite la visualización de futuros alternativos, mejores y posibles.


5. Alentar la participación en la cosa pública.


Este eje temático incluye preocupaciones tales como: el bien común, participación vs. indiferencia, responsabilidad en la función pública, conflictividad y violencia sociales, papel de la educación formal en la gestación del ciudadano comprometido, desprotección de la infancia y la tercera edad, injusticia y violencia estructural.


La injusticia como violencia estructural es, en realidad, lo que sustenta el análisis de la Paz en su aspecto positivo, toda vez que la verdadera Paz es fruto de la justicia.


6. Desarrollar vínculos transversales.


Los conflictos se instalan allí donde no existe comunicación, ni confianza; donde las relaciones mutuas son escasas o nulas.


El vínculo transversal consiste en una relación que atraviesa una línea de conflicto actual o potencial y constituye una red de seguridad contra la escalada de tensiones. La confraternidad entre niños blancos y negros, entre jóvenes y ancianos, entre  ricos y pobres logra que los estereotipos sean reemplazados por una comprensión auténtica.


Metodología de trabajo

Como decíamos mas arriba, el proyecto de “Construir la Paz” se asienta sobre dos columnas: los contenidos básicos, ya descriptos, y la metodología de trabajo.

Si pretendemos trasladar a la comunidad los instrumentos de la Paz, como objetivo específico de la propuesta, somos conscientes que eso no puede lograrse con el mero desarrollo teórico de determinados conceptos, por excelentes que sean los contenidos respectivos o las personas que los exponen.

Para que la comunidad adquiera los instrumentos de la Paz, debe internalizar los conceptos que creemos son claves, debe hacerlos carne, debe asumirlos como estilo de vida.

Resulta imprescindible, pues, trabajar simultáneamente aquellos conceptos básicos, mediante la utilización de determinadas técnicas que permitan ir desarrollando gradualmente destrezas y actitudes en los destinatarios, para que se conviertan en protagonistas y verdaderos actores de los principios y valores propuestos.

Es que, trasladar a la comunidad los instrumentos de la Paz, no significa otra cosa que formar actores sociales comprometidos con ella y capaces de  construirla.

Se busca, entonces, lograr actitudes y destrezas que modifiquen la forma de relacionarse con el mundo e incidan en la convivencia.

Estos objetivos metodológicos se obtienen a través de la aplicación de determinadas técnicas, sin excluir otras posibles. Ellas son: diálogos participativos, diálogos creativos, escucha generativa, preguntas reflexivas e interpretativas.

PUESTA EN ACTO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Del análisis comparativo realizado podemos extraer una conclusión. Los contenidos básicos que propone el proyecto de “Construcción de la Paz”, se correlacionan con los principios y valores sustentados por la Doctrina Social de la Iglesia.

Es así que el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la solidaridad, señalados como los cinco principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia (5), tienen un lugar destacado entre los conceptos que el proyecto de Equipo I.M.C.A. considera prioritarios para trasladar a la comunidad los instrumentos de la Paz.

Luego, esa relación de reciprocidad entre los principios y los valores, que señala la propia Doctrina de la Iglesia, afirmando que “los valores expresan el aprecio que se debe atribuir a aquellos determinados aspectos del bien moral que los principios se proponen conseguir (6), también ha sido receptada por el proyecto de “Construir la Paz”, al proponer en sus contenidos básicos la verdad, la libertad, la justicia, el amor.

Es decir, el proyecto de “Construir la Paz” se apoya en los principios y valores propuestos por la Doctrina Social de la Iglesia y propone una metodología específica para trasladarlos a la comunidad, como instrumentos de la Paz.

Y esta debe ser una tarea constante, como bien lo señala la Constitución Pastoral “Gaudium et Spes” : “El bien común del género humano está regido en primer término por la ley eterna, aunque por lo que toca a sus exigencias concretas, está sometido a los cambios incesantes del tiempo, por lo que la paz nunca se puede dar por adquirida, sino que hay que edificarla constantemente (7).


Notas:


  1. Carta Pastoral del Episcopado Argentino, 11/11/05, par. 2.

  2. Ob.cit. par. 3.

  3. Ob. cit. Par. 6.

  4. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. Conf. Episcopal Argentina, nº 197.

  5. Ob. cit. par. 6.

  6. C 197

  7. Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, nº 78

                        author

Alba Aiello de Almeida

Abogada recibida en Universidad del Salvador; Mediadora capacitada en Universidad Católica Argentina y la Universidad Nova, Florida, EEUU; Secretaria Académica Cosultora Equipo I.M.C.A.; Docente universitaria.Equipo I.M.C.A. MORE >

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